miércoles, 29 de agosto de 2012

Recetas/Consumo: Alcauciles - la forma más rica de comer la flor más sana

Reduce el colesterol, ayuda la digestión y además es deliciosa. ¿Cómo preparar las alcachofas?.
A la vista son verduras del jurásico: verdes, tienen un tallo fibroso, pétalos duros como el cuero y en su corazón esconden un botón velludo y tierno que si no está bien cocido es incomible..

Con ese aspecto, no llamaría la atención que nadie los elija. Sin embargo, el alcaucil tiene una tribu de fieles seguidores –entre los que me apunto- y no sólo por sus vastas propiedades medicinales.

Primero está el gusto. Emparentado con ciertos aceites de oliva, con el perfume de espinaca cruda y el aroma del campo, la alcachofa es la flor de cierto cardo del género Cynara que enamora no precisamente por su aspecto visual, sino por su sabor delicado entre rústico y delicado, entre mineral y ferroso. Ideal para acompañar con un blanco de buena acidez, hay que saberlos preparar para obtener el máximo gusto.

Como estamos en plena época de alcauciles, y nuestro país es el quinto productor mundial, ahora llegan a la verdulería unas alcachofas de película. Con el corazón tierno y nada más que los pétalos externos bien coráceos, el resto son carnosos y están bien provistos de sustancia. Lo ideal para no echar a perder esa textura es hacerlos al vapor: demora unos 40 minutos en cocerse –están listos cuando los pinchás por la base y el tenedor entra fácilmente- y luego esperás un rato hasta que se enfríen.

Si bien ha muchas recetas para prepararlos –desde fritos a tartas de corazones o ensaladas- pienso que en plena temporada la forma más rica de comerlos deshojando la alcachofa con la mano. En un bowl colocás media tacita de un buen aceite (acá tenés algunos recomendados), algunas gotas de limón, sal y pimienta a gusto. Lo batís con el tenedor para que emulsione apenas –mejor si el limón viene de la heladera- y listo: vas sacando las hojas del alcaucil, hundiéndolas en el alíneo por la base y quitándole la carne apretándola apenas con los dientes.

Como entrada es un plato perfecto que vas a pagar de 6 a 9 pesos la unidad, dependiendo dónde lo compres. Que combinado con un blanco luminoso como Amalaya 2012 –aromático, voluminoso y de rica acidez- vas a conseguir el contraste ideal para realzar los dos sabores. Con un plus: tené a mano pan fresco -mejor si es de cáscara crujiente- y cuando terminás la alcachofa repasás el bowl para que quede limpio.

Si todavía no te convenciste de ir a comprar algunos –tenés tiempo hasta mediados de septiembre, que termina la temporada- tomá nota de estas tres propiedades medicinales del alcaucil: una, es un potente digestivo que hace trabajar la glándula biliar; dos, limita la absorción de colesterol; tres, es un diurético natural. Con ese prontuario de beneficios, no hay mucho más que agregar para tentarte.

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