miércoles, 3 de diciembre de 2008

Renunció la secretaria de ambiente

Romina Picolotti (foto) abandonó el cargo luego de que el Jefe de Gabinete le pidiera la renuncia por orden de la presidenta. El alejamiento podría vincularse con el veto de la ley que protege los glaciares.

Sorpresivamente la presidenta Cristina Fernández de Kirchner le pidió ayer la renuncia a la secretaria de Ambiente y Desarrollo Sustentable de la Nación, Romina Picolotti, según explicaron fuentes gubernamentales con el objeto de “revitalizar” esa cartera. La orden presidencial fue impartida al Jefe de Gabinete, Sergio Massa, quien a su vez solicitó a la secretaria su dimisión.

Picolotti ocupaba el cargo, que depende de la Jefatura de Gabinete de Ministros, desde julio de 2006, cuando fue designada por el entonces presidente de la Nación, Néstor Kirchner, en medio del conflicto con las pasteras uruguayas y los asambleístas entrerrianos de Gualeguaychú, que también supo liderar el ruralista Alfredo De Angeli. En el lugar de Picolotti se nombró a un abogado oriundo de ciudad de La Plata, Homero Bibiloni, un experto en Derecho Ambiental autor del libro “Ambiente y Política” que hasta 2006 fue subsecretario de Recursos Ambientales de la Nación.Entre las versiones que circularon ayer por el alejamiento de Picolotti se escucharon los escándalos de hace más de un año acerca de la designación de familiares y gastos excesivos en la cartera, por la cual el fiscal Guillermo Marijuan la estaría citando a declarar en forma indagatoria. También se mencionó la lentitud de los avances para el saneamiento del Riachuelo, como otra causa posible pero que suena débil. En tanto que otra de las razones que se escuchó fue el alejamiento de Alberto Fernández del gobierno y una reestructuración de Massa, su sucesor, en las áreas bajo su órbita con funcionarios que le son leales. Lo que se traduce como una limpieza respecto de la antigua gestión.Sin embargo los más escépticos asocian la renuncia de Picolotti con un hecho mucho más reciente y que por ello se torna más verosímil a la hora de explicar la actitud de los Kirchner. Estas versiones apuntan a las diferencias que se habrían planteado respecto del veto del Ejecutivo a la ley de protección de los glaciares (26.418) aprobada en el Senado a fines de octubre.

El proyecto había nacido del ARI que integraban sus autores los diputados Marta Maffei, Carlos Raimundi, y Delia Bisutti, y logró media sanción hace un año, aproximadamente un mes después de que Cristina Fernández ganara las elecciones del 28 octubre. Entonces todo el kirchnerismo apoyó el proyecto y la norma se aprobó con 133 votos favorables y ninguno en contra.El Senado de la Nación tomó el tema con el senador porteño Daniel Filmus al frente como presidente de la comisión de Ambiente, y sancionó por unanimidad la norma (47 votos afirmativos) el pasado 22 de octubre. Entonces el único planteo en contrario fue del sanjuanino Roberto Basualdo, del peronismo disidente, sobre uno de los puntos centrales de la ley que recaía en el control nacional y monitoreo futuro de los glaciares.La ley fue planteada por el oficialismo como “uno de los temas más importantes que puede tener la Argentina en el futuro. Un tema que no contaba con una legislación específica y que es fundamental y decisivo, porque aludimos principalmente a las reservas de agua de nuestro país”, según expresó durante la sesión el miembro informante, el senador Daniel Filmus. Los datos que justifican la importancia de la ley señalan que solamente el 2,5% del agua en el planeta es dulce, pero que el 70% de ese escaso porcentaje se halla concentrado en los glaciares del mundo. Vale decir que el agua dulce no congelada disponible en el globo es menor al 1% del total. Una escasez que lleva a que existan 1.100 millones de personas ―18% de población mundial― sin acceso al agua potable.

Los glaciares en la Argentina se concentran en las regiones patagónicas y cuyanas, al pie de la cordillera. Mendoza, San Juan, Neuquen, Río Negro, Santa Cruz y Chubut, son las provincias que mayores glaciares poseen y su uso para bebida humana y riego productivo de los cultivos son trascendentes.La ley que sancionó el Congreso plantea algunos objetivos fundamentales “por primera vez se va a tener en la historia de la República Argentina un inventario de glaciares que permita individualizarlos y monitorear su estado a los fines de su protección, así como un control cada cinco años para que, efectivamente, se conozca la evolución correspondiente”, señalaba Filmus en el Senado.

El seguimiento y control de los glaciares estaba estipulado en el artículo 5º de la ley al que los senadores Roberto Basualdo, Liliana Negre de Alonso y Adolfo Rodríguez Saa se opusieron, aunque votaron a favor del resto de la norma. Allí se establecía que el inventario y monitoreo del estado de los glaciares lo realizaría el Instituto Argentino de Nivología, Glaciología y Ciencias Ambientales con la coordinación de la autoridad nacional de aplicación, que no era otra que la Secretaría de Ambiente que ayer dejó Picolotti.Pero el 10 de noviembre la presidenta de la Nación estampó su firma junto con el Jefe de Ministros (y de Picolotti) en el decreto 1837 que vetó por completo la ley sancionada por el propio kirchnerismo en compañía de la oposición. Allí se cree estarían las verdaderas razones del alejamiento de la funcionaria por la puja de intereses entre la ley vetada y contaminación que producen las empresas mineras asentadas principalmente al pie de la cordillera sanjuanina.Lo contradictorio del decreto es que mientras el artículo primero rechaza la ley, el artículo tercero invita a senadores y diputados de las zonas cordilleranas “a constituir un foro interdisciplinario para la discusión de las medidas a adoptar en orden a la protección de los glaciares y del ambiente periglacial”. La formalidad pretende ignorar que la ley es el resultado precisamente de ese debate.


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