miércoles, 22 de agosto de 2007

Nuevas instituciones para un nuevo país

MAIZAR representa hoy una de las nuevas formas de organización que necesita el campo. Desde este espacio institucional, la cadena del maíz construye vínculos eficientes, incluso con el sector público. Para la Asociación Maíz Argentino, hay que pasar de una economía de productos a una economía de relaciones.

En épocas de falta de diálogo, de metas simplistas y de corto alcance, la cultura, estructura y estrategia de las instituciones que tienen distintos grados de responsabilidad en la actividad agropecuaria deben ser el eje de debate para generar una propuesta de crecimiento sustentable. Desde la fundación de la Asociación Maíz Argentino (MAIZAR) en 2004, abogamos por una correcta comprensión del alcance de estos tres aspectos. Porque practicamos una nueva cultura organizacional, entendemos que se puede facilitar la toma de decisiones y el alcance de los objetivos que nos propongamos como país.
El avance tecnológico, la globalización y las nuevas expectativas de los consumidores nos han demostrado que los gobiernos o los mercados en los que operan las empresas necesitan de otras instituciones. La imperiosa necesidad de superar los desequilibrios de principios de siglo, motivó el nacimiento de un nuevo tipo de organización, las asociaciones de cadena. En ellas quedaron agrupados todos los eslabones, desde el desarrollo de ciencia y tecnología, la provisión de insumos, la producción, la comercialización e industrialización y los consumidores finales.
Lejos de los efectos cortoplacistas que son titulares de diarios, las empresas agropecuarias necesitan hoy generar nuevas fuentes de diferenciación, que surjan del trabajo en conjunto con otras empresas. Hablamos de una economía de relaciones y ya no de productos. Sin embargo, en muchas cadenas de commodities agrícolas la coordinación por precio fue la norma. El funcionamiento de MAIZAR apunta a otra construcción, a un desarrollo sustentable, a una sociedad mejor.
El contexto actual, caracterizado por ciertas dificultades en la comunicación de los sectores público y privado a nivel global, y el crecimiento constante de la cadena del maíz desde 2004, nos ha convencido de que lo que necesitamos es hacer crecer la magnitud del negocio. Nuestra visión va más allá de la necesidad ineludible de contar con ventajas competitivas en cada uno de los sectores que intervienen en la cadena y en cada uno de los ámbitos con los que cada cadena se relaciona. Consideramos que lo más importante es ser competitivos en las relaciones, en la coordinación y el intercambio de ideas. Necesitamos estrategias consensuadas que nos permitan incrementar el tamaño del sector y crear nuevos proyectos. Para eso, necesitamos de líderes sectoriales, no carismáticos. Debemos ponernos de acuerdo, deponer las diferencias.
Hemos definido dos elementos claros que guían nuestra misión: mejorar la competitividad de las empresas e instituciones que forman la cadena del maíz argentino y promover el desarrollo económico y social en los ambientes donde ejerce la cadena. Pero para lograrlo, tenemos en claro que la salida es llevar a cabo objetivos estratégicos que acorten las distancias entre los integrantes de la cadena:
· Proveer información útil y precisa a cada eslabón para mejorar su operación y su competitividad.
· Crear lazos de confianza entre todos los integrantes.
· Buscar los problemas internos o externos que afecten la competitividad de las sub-cadenas del maíz.
· Proponer soluciones que puedan ser adoptadas tanto por las empresas como por el sector público y otras instituciones de la sociedad.
Estamos convencidos de que una nueva cultura institucional puede lograrse en la Argentina (algunos ya hemos comenzado a transitar ese camino) a partir de siete destrezas que deben cultivarse desde todos los ámbitos de trabajo:
· el sentido de pertenencia;
· la dedicación y el compromiso;
· las capacidades y destrezas comunicacionales y de relación;
· el consenso: la capacidad de escuchar y de expresar crea un espacio de negociación indispensable;
· la confianza;
· la búsqueda de la mejora continua;
· y la generación de iniciativas emprendedoras e innovadoras.
MAIZAR es una estructura sin fronteras. Es transparente desde el exterior. Permite que la información fluya sin que exista un límite definido entre el interior y el exterior de la institución. Si la Argentina no quiere agotar su crecimiento en medidas y reclamos cortoplacistas, deberá decidirse a crear más y más estructuras sin fronteras. La sustentabilidad del campo y del bienestar social en general dependerá, en gran medida, de que en los próximos años nos aboquemos a generar nuevas instituciones confiables.

Info: Asociación Maíz Argentino.

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