Se realizó ayer el 17° Congreso Maizar, que contó con la presencia de Fernando Vilella, presidente del "Congreso Maizar 2023"; Pedro Vigneau, presidente de Maizar; el jefe de Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, Horacio Rodríguez Larreta y el Jefe de Gabinete de la Secretaría de Agricultura, Juan Manuel Fernández Arocena. Todos estuvieron de acuerdo en una necesidad de cocreación de la bioeconomía.
Como para plasmar la importancia clave de las cadenas del maíz y el sorgo, Fernando Vilella, presidente del Congreso Maizar 2023, inauguró la jornada completa el Parque Norte de CABA, mostrando los resultados que arroja ChatGPT sobre la cadena del maíz y el sorgo. “Podemos estar tranquilos”, señaló. Recordó que “el mejoramiento genético del maíz fue a partir de un gran trabajo de los pueblos americanos, que comenzó hace 5.000 años a partir de un antecesor, el teosinte, y lograron uno de los organismos genéticamente mejorados más exitosos”.
El académico recordó que el maíz es el cultivo más cosechado en el mundo, con unos 1.150 millones de toneladas anuales, y que es clave su gran potencial. Genera “uno de los productos más competitivos de la economía argentina, porque incorpora todo el conocimiento de frontera, semejante a los competidores internacionales más evolucionados, un éxito de la cocreación”, producto de “la genética, combinada con el sistema de siembra directa, fertilización, ajustes ecofisiológicos, diseño y uso de maquinarías muy sofisticadas para siembra, pulverización y cosecha”.
Vilella calificó a la bioeconomía de “potente Vaca Viva nacional: sus procesos son circulares y sostenibles, reduciendo al mínimo la producción de residuos o desechos, generando nuevos productos y servicios en múltiples sectores”, que generan un ecosistema productivo con bioclústeres de excelencia. Y desmitificó la idea de que la agrobioindustria argentina no genera trabajo: “Según datos de FADA, de ella proviene el 24% de todo el trabajo privado, son 3,7 millones de puestos. Solo la cadena del maíz genera 236.000 puestos, más del doble que toda la automotriz, que tiene 96.000 puestos. Y si incluimos a las cadenas asociadas, como las de las proteínas animales (bovina, avícola, leche, cerdo), etanol, es decir, el Gran Maíz, son 680.000 puestos, más la construcción y los metalúrgicos sumados”.
También destacó que el maíz argentino es el más sustentable del mundo gracias a la siembra directa, y que esa ventaja se transmite a sus derivados, como el pollo y el etanol. “Hay que aprovechar esa baja huella que valoran los mercados más exigentes y generar una marca país asociada a productos amigables con el medio ambiente”.
El presidente de Maizar, Pedro Vigneau, recordó que el sector vive “un año durísimo”, con la peor sequía en 60 años, que pone en evidencia y agrava el impacto de la brecha cambiaria, los derechos de exportación (único país de América que los tiene) y los cupos en las cadenas agrobioindustriales.
El presidente de Maizar recalcó que, por su importancia, la Argentina tiene que tener un Ministerio de Agricultura, no una Secretaría: “Cuando un secretario viaja al exterior, se reúne con un secretario: tenemos que ser un Ministerio”, y destacó que, en Brasil, más allá de sus diferencias políticas, todos están alineados en torno a que el desarrollo del agro es clave para el desarrollo del país.
Vigneau destacó que “el mundo mira lo renovable”, y en este sentido dijo que “el maíz es una planta carbono 4, que capturan mucho más carbono y tienen mucha eficiencia fotosintética. Hay que contar la historia”. Para el directivo, “hay una enorme oportunidad de desarrollo federal con el maíz, hoy se hace maíz de Chubut a Jujuy, de los Andes a la Mesopotamia”, y recalcó que es preciso aprovechar el agua dulce que se va al mar sin aprovechamiento.
Vestido con un traje y zapatillas confeccionados en base a polímeros de maíz, Vigneau señaló que «deberían fabricarse no en China o Estados Unidos, sino en Venado Tuerto o Río Cuarto, ya que es más eficiente agregar valor al maíz donde se produce, y el maíz argentino tiene el mejor balance de carbono del mundo”. Destacó que hoy en el mundo hay más de 4.000 productos elaborados a base de este cereal, y que la Argentina tiene una gran oportunidad, desde bioplásticos para envases hasta biocombustibles para aviones, por ejemplo. “Si certificamos que tenemos el maíz con menor huella ambiental del mundo, van a venir a invertir. Pongámonos de acuerdo y salgamos de las falsas grietas y prejuicios”.
Juan Manuel Fernández Arocena, jefe de gabinete de la Secretaría de Agricultura, celebró el lema del Congreso Maizar, “Cocreando la bioeconomía: la bioeconomía no es algo dado, es biomasa más conocimiento requiere de múltiples actores”, y enfatizó: “Estamos ante un cambio de paradigma trascendental”, que comparó con la Revolución Industrial.
Destacó que los complejos agroindustriales de sorgo y maíz son parte central del nuevo paradigma de la bioeconomía. “Esto ya se ha iniciado, el avance científico y tecnológico será clave, pero no se trata solo de producir más sino con sustentabilidad económica, social y ambiental. La potencialidad es inmensa”. El funcionario agregó que las políticas públicas tienen que orientar. “Estamos seguros de que este agro bioinnovador será el que borre la grieta, la bioeconomía es el punto de partida de una nueva era”.
El jefe de Gobierno porteño, Horacio Rodríguez Larreta, felicitó a Maizar por la realización de su 17° Congreso anual: “Maizar es un semillero del futuro prometedor de la Argentina”. “El campo es el motor de la recuperación de la Argentina, y el maíz es uno de los principales complejos agroindustriales del país”. “Tenemos los mejores agricultores y técnicos del mundo, el capital humano es el más importante”, destacó.
Rodríguez Larreta adelantó “siete medidas concretas y posibles”. Dijo que hay que reconstruir la estabilidad, la macro, con “déficit primario cero en el primer año” y, desde la micro, crear un marco regulatorio con reglas de juego estables. También aseguró que hay que apuntar a la unificación cambiaria: “Vengo a hablar con la verdad: no es serio decir que se va a hacer el día uno, pero sí es nuestro horizonte”. En tercer lugar, se refirió al “impuesto horrible que son los derechos de exportación: me comprometo a eliminarlos de más de 200 productos, y con el resto, trazar un rumbo para bajarlos gradualmente hasta su eliminación”. También dijo que eliminaría los cupos, y que es consciente de que “el peso del Estado sobre la producción es insoportable, se queda con 6 de cada 10 pesos”.
Para finalizar, dijo que pretende que medidas concretas permitan duplicar las exportaciones argentinas en seis años, y el 70% surge del complejo alimenticio.
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