La sequía que actualmente afecta a la Argentina desde abril de este año, es uno de los problemas más acuciantes que atraviesa el campo argentino. Todo esto derivó en problemas para las diferentes actividades agropecuarias.
Sin embargo, con la presencia del fenómeno climático 'La Niña' por tercer año consecutivo, hay proyecciones de que el panorama podría cambiar en la primera parte del 2023.
Según un informe del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria - INTA, las lluvias podrían empezar a tener la regularidad perdida en el próximo mes y empezar a despedir a La Niña. “Los modelos indicarían que se podría disipar incluso en enero.
Es promisorio lo observado en los últimos días en estos modelos internacionales”, comentó a este medio el Director de Recursos Naturales del Instituto, Pablo Mércuri. En este sentido, el especialista consideró que se está ante “un punto de inflexión”, gracias a que los modelos meteorológicos “están indicando que el impacto de ‘La Niña’ comenzaría a cambiar a partir del mes de enero. Nuestra lectura es que el próximo trimestre de verano no tendría limitaciones en cuanto agua. Es decir, sería muy cercano a los valores normales para un verano”.
Como se dijo anteriormente, este es el tercer año seguido que la Argentina es afectada por este fenómeno climático, por lo cual la sequía que se está desarrollando, se vio agravada por la falta de agua anterior en la tierra y en las napas. Para poder dar cuenta de la magnitud del problema, la producción de trigo caerá un 50% respecto a la campaña anterior y solo se producirán unas 11,5 millones de toneladas, según la Bolsa de Comercio de Rosario (BCR).
“Estamos finalizando el año transitando nuevamente con una primavera muy seca, la más seca de las tres últimas con efectos acumulativos, lo que ha generado limitaciones muy importantes para la campaña, para la producción forrajera y ha generado muchas limitaciones”, destacó el especialista, por lo que, más allá de los buenos pronósticos para enero, lo importante es “cuando comienzan a recomponerse esas precipitaciones, porque el sistema está al límite, no aguanta más”, dijo Mércuri.
“Todos los ciclos hidrológicos están prácticamente en cero en cuanto a la dinámica de agua y estamos muy dependientes de que esa normalización de las lluvias ya comience durante el inicio del mes de enero, que no se demore a febrero”, alertó el directivo del organismo público.
Por eso, Mércuri remarcó que “es una buena chance para iniciar el ciclo productivo aun tardíamente, porque las perspectivas estacionales trimestrales indican que no tendríamos durante el transcurso del verano avanzado precipitaciones deficitarias. El tema es que se vayan regularizando estos eventos de manera gradual durante el mes de enero”.
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