A fines de marzo se estimaron pérdidas promedio del 41% del rendimiento en soja y del 39% en maíz, pero la situación sigue empeorando; serios quebrantos en las empresas agropecuarias..
El Norte Argentino está sufriendo una grave y generalizada sequía. Hubo lluvias por debajo de lo normal durante toda la campaña de granos gruesos, con muchas áreas donde el déficit hídrico fue particularmente severo. Esta realidad dará lugar a muchos casos de rindes regulares o muy bajos en soja y maíz, con muy pocos cultivos en situación favorable. La zona afectada comprende amplias regiones de Tucumán, Salta, Catamarca, Jujuy, Santiago del Estero y Chaco. Estas provincias producen aproximadamente 6,7 millones de toneladas de soja (13% del total) y 3 millones de toneladas de maíz (11%).
El déficit hídrico fue acompañado por temperaturas máximas por encima del promedio para el verano en esa zona durante muchos días, lo que agravó el estrés de los cultivos. El balance hídrico fue negativo en 400-500 milímetros.
Perjuicios en el NOA
El efecto agronómico de estas extremas condiciones climáticas sobre la soja fue, inicialmente, siembra tardía, desarrollo con bajo porte y escasa producción de vainas por planta. En la parte final del cultivo se afectó el peso de 1000 granos y se acortó el ciclo por secado anticipado. Iniciada la trilla, estos fenómenos están dando lugar a alta producción de grano verde, que en muchos lotes alcanza hasta el 60% de lo cosechado. Por esta anormalidad, las partidas sufren un descuento del 0,20% del precio por cada punto por encima de la tolerancia de recibo, que los compradores elevaron al 20% en algunos casos como bonificación al entregar soja de buena calidad.
Como resultado de estos comportamientos, un relevamiento efectuado en campos CREA de la zona NOA a fines de marzo mostró una caída promedio de 46% en los rendimientos de soja respecto de lo esperado al momento de la siembra. El sondeo abarcó 150.000 hectáreas, con datos de partidos que son responsables del 66% de la producción regional. Cuadro1. Mermas de rendimientos en soja, maíz y algodón en el norte del país.
El efecto de la sequía también fue muy grave en maíz, que sufrió un déficit de 400-600 milímetros en el acumulado de la campaña. Eso provocará situaciones de cosecha muy baja o nula por el desfase entre la liberación de polen por la flor masculina y su recepción en las espigas. La situación se agrava con ataques de orugas en espiga, con posterior invasión de hongos. También hubo grandes superficies de cultivo perdidas totalmente por no haber podido sembrarse o porque se secaron luego de la emergencia.
Como promedio del maíz en todos los campos CREA de la región NOA se estiman pérdidas de rendimiento del 45%, sobre 44.000 hectáreas relevadas.
A estos magros resultados físicos se suma la reglamentación nacional regulatoria de los fletes granarios. Esta puede dar lugar a la paradójica situación de que un productor del norte salteño, para cumplir sus compromisos de entrega en el puerto de Rosario, deberá resignar, del rendimiento obtenido (45% menor al histórico), un 50% adicional para trasladar su mercadería a destino. Calculado de otra manera: entre las diferencias de precio cobrado respecto del FAS teórico, fletes y reducción del rendimiento, el ingreso neto de la actividad se reducirá un 59%.
Santiago del Estero y Chaco
La situación agrícola también es grave en Santiago del Estero y en Chaco. En la zona núcleo agrícola -Sachayo , Pozo del Arbolito- se enfrenta el peor comportamiento hídrico de los últimos 15 años.
El estudio realizado en los CREA de la región a fines de marzo, sobre aproximadamente 180.000 hectáreas, da una merma promedio del 36 % en los rindes de la oleaginosa, aunque se observa gran disparidad zonal. En Charata, por ejemplo, muchos lotes de soja tendrán rendimiento cero y en La Paloma se esperan 500 kilos por hectárea. Además, el estado de los cultivos siguió empeorando luego del relevamiento.
Las pérdidas de rinde de maíz alcanzarían el 30% como promedio de la región, en la que se relevaron 62.000 hectáreas, aunque también se contabilizaron muchos lotes con pérdidas del 50-60% y otros que directamente no se cosecharán. En esta zona, el algodón rendirá 35% menos de lo previsto inicialmente.
Como promedio, en las dos zonas relevadas se registrarán pérdidas del 41% en los rendimientos de soja y del 39% para el maíz.
Repercusiones económicas
La primera consecuencia de la situación descripta es el ajuste inmediato de gastos y la paralización de inversiones en los establecimientos agropecuarios. En cultivos de bajo rendimiento, por ejemplo, hay productores que cosecharán con viejas máquinas de su propiedad en vez de contratar el servicio a terceros.
Los agricultores están preocupados porque no tendrán nuevos ingresos hasta el otoño de 2013, porque los cultivos de invierno –en la zona básicamente trigo- tampoco se podrán sembrar próximamente por la falta de humedad y porque están afectados por problemas comerciales, que determinan que muchos agricultores aún no hayan conseguido vender el cereal de la campaña pasada.
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lunes, 9 de abril de 2012
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