“El mundo nos mira pidiendo que produzcamos alimentos sin mezquindades”, señaló ayer Oscar Domingo, presidente de la Asociación de Cámaras de Tecnología Agropecuaria - ACTA; en el acto por la celebración del brindis fin de año en Buenos Aires..
“El mundo valora los recursos productivos que la Argentina tiene y su producción de alimentos superavitaria. Las tensiones regionales geopolíticas de las últimas décadas, en la mayoría de los casos se dieron por la disponibilidad de los recursos naturales. Es necesario que la clase dirigente, entienda esto. Lo que el mundo espera que la argentina haga, es mejor –para nosotros- que lo hagamos los argentinos”.
En este sentido, Domingo señaló los factores que afectan a los sectores que integran ACTA y que limitan la producción argentina de alimentos. En primer término se refirió a la necesidad de resolver los problemas generados por no respetar la Propiedad Intelectual. “La Propiedad Intelectual es el corazón de nuestra actividad y respetarla es la base del progreso de las sociedades modernas. Desconocerla es el camino que nos lleva a quedar fuera del mundo moderno y a que la sociedad se vea privada de disponer de las ventajas de los últimos adelantos”.
Analizó que “el mercado de semillas marginal en negro es de mayor valor que el legal en blanco; probablemente este sea el principal motivo de quienes, amparándose en consignas ideológicas, se resisten a un marco legal moderno que proteja la propiedad intelectual”.
Domingo dijo que con el marco legal vigente no hay ni habrá nuevas liberaciones de eventos transgénicos, “Urge encontrar mecanismos de seguridad jurídica para posibilitar esto”. Al respecto aseguró que “SI DENTRO DE LOS SISTEMAS A IMPLEMENTAR, EL 90 % de LA PRODUCCION NO PAGA LA TECNOLOGIA, LAMENTABLENTE NO HABRA LIBERACION DE NUEVAS BIOTECNOLOGIAS”.
“La existencia de canales de comercialización que no tributan ni al fisco ni al sistema de I&D, amparados en el uso propio ilimitado y gratuito, son la principal causa que impide - en trigo y soja- las inversiones para sostener tecnológicamente los cultivos”. La Argentina se destacó por el mejoramiento genético de trigo. Hoy, nos hemos transformado en importadores de variedades especialmente de Francia, país que hace años resolvió el problema de las regalías.
“En soja la situación es peor”, aseguró. “Es notorio el atraso, no ya con los países desarrollados sino incluso con los limítrofes. Brasil, Uruguay y Paraguay dispondrán en dos años de los últimos eventos transgénicos en soja, mientras que la Argentina aún no inició los procesos de desregulación de esos genes. Por lo tanto, en el mejor de los casos, no tendremos nuevos eventos hasta dentro de cinco o seis años. Si así fuera estaríamos a 20 años del lanzamiento de la soja RR, que marcara un hito espectacular en la producción de granos”.
En fitosanitarios, el nuevo paradigma nos habla de la industria de la “ciencia de los cultivos”. Es decir, no sólo la protección contra las plagas, sino la generación y difusión de paquetes tecnológicos destinados a maximizar la productividad y eficiencia, y apuntalar la producción de alimentos, fibras y energía para un mundo que cada vez los demanda en creciente cantidad y calidad. Hay un nuevo concepto rector: la sustentabilidad. Es decir, el equilibrio entre el progreso, el ambiente y lo humano como clave para el crecimiento productivo permanente a largo plazo.
Los productores agropecuarios invierten anualmente 70.000 millones de pesos para producir las 100 millones de toneladas, parte de ello son bienes y servicios provistos, gran parte financiado por las Cámaras que integran ACTA. El actual sistema de la producción en la Argentina, cuyo mayor logro es la biotecnología, asegura la sustentabilidad.
“Estamos convencidos de que hoy este es el modelo productivo de menor costo ambiental. Desde ACTA pedimos a todos los actores involucrados en la dinámica de la información pública que acompañen este esfuerzo que hacemos por mantener la competitividad del sector respetando el equilibrio entre progreso y ambiente. La responsabilidad de proveer alimentos a los argentinos y a un mundo con demanda creciente es el desafío que hemos aceptado y vamos a cumplir”.
“Necesitamos una nueva legislación”:
“Este año fue para nosotros de esperanzas y expectativas aun no concretadas”, dijo. Por impulso de las autoridades del MINAGRI, la CONASE trató y consensuó una modificación de la actual ley de semillas. Lamentablemente finalizó el año parlamentario y este proyecto no ingresó para su tratamiento en el HCN. En igual situación se encuentra la postergada ley de fitosanitarios. Esto es una demostración más del divorcio entre las necesidades reales de la producción en Argentina y la percepción que tienen los representantes en HCN.
“Todos los días escuchamos hablar de lo necesario de una nueva ley de Semillas y de fitosanitarios, pero no todos hablan de lo mismo. Debemos ser claros: una nueva legislación que no contemple en plenitud la PI no servirá a la Industria Semillera ni a la de agroquímicos, que hace inversiones en nuevas variedades e híbridos, en biotecnología y desarrollan paquetes tecnológicos para lograr más eficiencia y productividad en armonía con el ambiente. SI NO LE SIRVE A ESAS INDUSTRIAS, NO LE SIRVE A TODA LA CADENA AGROINDUSTRIAL Y POR ENDE NO LE SIRVE AL PAIS”.
GANADERIA:
Argentina está perdiendo de poder ganar anualmente $7.350 millones de pesos debido a problemas sanitarios subyacentes, ya que no se cuentan con políticas sanitarios preventivas y de control de enfermedades básicas de nuestra ganadería. Ojala esta situación se revierta y vuelva a mantenerse el alto consumo de carne vacuna a que está acostumbrada nuestra población y a la par incrementase los saldos exportables satisfaciendo la demanda mundial creciente.
Argentina tiene hoy 10.000.000 millones menos de cabezas de ganado vacuno, consecuencia no solo de la sequía, sino también de políticas que han demostrado no ser efectivas para aumentar la producción y la consecuente oferta de carne vacuna. Obviamente esto hecho ha impactado en el mercado global de insumos sanitarios con fuerte impacto en las empresas del sector, abocadas a desarrollar un ambicioso plan de aumento de la extracción del rodeo mediante un programa sanitario productivo que ha sido ampliamente difundido.
En este sentido, Domingo señaló los factores que afectan a los sectores que integran ACTA y que limitan la producción argentina de alimentos. En primer término se refirió a la necesidad de resolver los problemas generados por no respetar la Propiedad Intelectual. “La Propiedad Intelectual es el corazón de nuestra actividad y respetarla es la base del progreso de las sociedades modernas. Desconocerla es el camino que nos lleva a quedar fuera del mundo moderno y a que la sociedad se vea privada de disponer de las ventajas de los últimos adelantos”.
Analizó que “el mercado de semillas marginal en negro es de mayor valor que el legal en blanco; probablemente este sea el principal motivo de quienes, amparándose en consignas ideológicas, se resisten a un marco legal moderno que proteja la propiedad intelectual”.
Domingo dijo que con el marco legal vigente no hay ni habrá nuevas liberaciones de eventos transgénicos, “Urge encontrar mecanismos de seguridad jurídica para posibilitar esto”. Al respecto aseguró que “SI DENTRO DE LOS SISTEMAS A IMPLEMENTAR, EL 90 % de LA PRODUCCION NO PAGA LA TECNOLOGIA, LAMENTABLENTE NO HABRA LIBERACION DE NUEVAS BIOTECNOLOGIAS”.
“La existencia de canales de comercialización que no tributan ni al fisco ni al sistema de I&D, amparados en el uso propio ilimitado y gratuito, son la principal causa que impide - en trigo y soja- las inversiones para sostener tecnológicamente los cultivos”. La Argentina se destacó por el mejoramiento genético de trigo. Hoy, nos hemos transformado en importadores de variedades especialmente de Francia, país que hace años resolvió el problema de las regalías.
“En soja la situación es peor”, aseguró. “Es notorio el atraso, no ya con los países desarrollados sino incluso con los limítrofes. Brasil, Uruguay y Paraguay dispondrán en dos años de los últimos eventos transgénicos en soja, mientras que la Argentina aún no inició los procesos de desregulación de esos genes. Por lo tanto, en el mejor de los casos, no tendremos nuevos eventos hasta dentro de cinco o seis años. Si así fuera estaríamos a 20 años del lanzamiento de la soja RR, que marcara un hito espectacular en la producción de granos”.
En fitosanitarios, el nuevo paradigma nos habla de la industria de la “ciencia de los cultivos”. Es decir, no sólo la protección contra las plagas, sino la generación y difusión de paquetes tecnológicos destinados a maximizar la productividad y eficiencia, y apuntalar la producción de alimentos, fibras y energía para un mundo que cada vez los demanda en creciente cantidad y calidad. Hay un nuevo concepto rector: la sustentabilidad. Es decir, el equilibrio entre el progreso, el ambiente y lo humano como clave para el crecimiento productivo permanente a largo plazo.
Los productores agropecuarios invierten anualmente 70.000 millones de pesos para producir las 100 millones de toneladas, parte de ello son bienes y servicios provistos, gran parte financiado por las Cámaras que integran ACTA. El actual sistema de la producción en la Argentina, cuyo mayor logro es la biotecnología, asegura la sustentabilidad.
“Estamos convencidos de que hoy este es el modelo productivo de menor costo ambiental. Desde ACTA pedimos a todos los actores involucrados en la dinámica de la información pública que acompañen este esfuerzo que hacemos por mantener la competitividad del sector respetando el equilibrio entre progreso y ambiente. La responsabilidad de proveer alimentos a los argentinos y a un mundo con demanda creciente es el desafío que hemos aceptado y vamos a cumplir”.
“Necesitamos una nueva legislación”:
“Este año fue para nosotros de esperanzas y expectativas aun no concretadas”, dijo. Por impulso de las autoridades del MINAGRI, la CONASE trató y consensuó una modificación de la actual ley de semillas. Lamentablemente finalizó el año parlamentario y este proyecto no ingresó para su tratamiento en el HCN. En igual situación se encuentra la postergada ley de fitosanitarios. Esto es una demostración más del divorcio entre las necesidades reales de la producción en Argentina y la percepción que tienen los representantes en HCN.
“Todos los días escuchamos hablar de lo necesario de una nueva ley de Semillas y de fitosanitarios, pero no todos hablan de lo mismo. Debemos ser claros: una nueva legislación que no contemple en plenitud la PI no servirá a la Industria Semillera ni a la de agroquímicos, que hace inversiones en nuevas variedades e híbridos, en biotecnología y desarrollan paquetes tecnológicos para lograr más eficiencia y productividad en armonía con el ambiente. SI NO LE SIRVE A ESAS INDUSTRIAS, NO LE SIRVE A TODA LA CADENA AGROINDUSTRIAL Y POR ENDE NO LE SIRVE AL PAIS”.
GANADERIA:
Argentina está perdiendo de poder ganar anualmente $7.350 millones de pesos debido a problemas sanitarios subyacentes, ya que no se cuentan con políticas sanitarios preventivas y de control de enfermedades básicas de nuestra ganadería. Ojala esta situación se revierta y vuelva a mantenerse el alto consumo de carne vacuna a que está acostumbrada nuestra población y a la par incrementase los saldos exportables satisfaciendo la demanda mundial creciente.
Argentina tiene hoy 10.000.000 millones menos de cabezas de ganado vacuno, consecuencia no solo de la sequía, sino también de políticas que han demostrado no ser efectivas para aumentar la producción y la consecuente oferta de carne vacuna. Obviamente esto hecho ha impactado en el mercado global de insumos sanitarios con fuerte impacto en las empresas del sector, abocadas a desarrollar un ambicioso plan de aumento de la extracción del rodeo mediante un programa sanitario productivo que ha sido ampliamente difundido.
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