“Cuando no se pone a la comunidaden el centro, se fracasa”.
En el marco del XIII Congreso Forestal Mundial se desarrolló el Foro de “Bosques y energía, que fue presidido por David Harchrik, quien sostuvo que el foro tiene dos objetivos:
· Evaluar y analizar el actual estado de los conocimientos acerca de los riesgos y las oportunidades para el sector forestal en los futuros mercados de bioenergía; · Contribuir con los encargados de la formulación de políticas forestales brindándoles información
sólida y compartida basada en los debates nacionales e internacionales sobre la bioenergía; y· Educar a los encargados de tomar decisiones de otros sectores. AperturaLa apertura estuvo a cargo del presidente del Instituto Nacional de Tecnología Industrial (INTI) de la República Argentina, Enrique Martínez, quien dijo sentirse honrado por la invitación, al tiempo que pidió reflexionar en profundidad acerca de los temas que se discuten sobre la relación de los bosques y la energía. En este sentido, expresó que es importante desde la mirada del INTI, un organismo industrial involucrado con los temas energéticos, especialmente los vinculados a la energía renovable, señalar lo controvertido y arriesgado de plantear la relación del bosque y la energía desde una visión bilateral y desde una relación biunívoca, cuando en realidad ese tema forma parte de una cadena de relaciones. “Tenemos que tener en cuenta la relación entre los bosques, la energía y la comunidad y ésta última con los bosques y en esa relación circular debemos encontrar las soluciones que ya no eviten perjudicar a la comunidad, sino que busquen beneficiarla, jerarquizarla y potenciarla la calidad de vida. “Cuando no se pone a la comunidad en el centro, se fracasa”. El presidente del Instituto Nacional de Tecnología Industrial remarcó que la relación entre los bosques y la energía debe ser profundizada con absoluta responsabilidad y rigor. “Hay que tener en cuenta que en definitiva el problema reside en la relación entre la energía y la comunidad: Si no se resuelven las necesidades energéticas de una comunidad, aproximándose a un menú sustentable, la relación entre los bosques y la energía será dependiente”.
Por esa razón, expresó Martínez, el INTI siempre estuvo en contra del Programa de Producción de Bio-etanol a partir del maíz implementado por Estados Unidos. “Desde un país periférico nos animamos a opinar categóricamente en contra de ese programa y descubrimos que organizaciones internacionales de primer nivel apoyaban al programa sólo se opusieron a él cuando era evidente que conducía a un desastre”.“Esa lógica biunívoca, aislada de todo el mundo, es una lógica que no se puede repetir”.Por último, dijo que “todo lo que podamos hacer en el estudio de la utilización de los residuos, el diseño de plantaciones energéticas, el estudio de los combustibles líquidos o de la utilización del bosque en la generación de energía será siempre bienvenido sólo cuando esté enmarcado en un tema de respeto por la comunidad, donde ni el mercado ni mucho menos la rentabilidad sea la variable dominante”.Luego de la apertura, el foro contó con la destacada participación de disertantes nacionales e internacionales que se reunieron en función de tres ejes temáticas: El panorama para la bioenergía y las implicancias para el sector forestal Adrián Whiteman, economista de la FAO, explicó que el total de la producción de la bioenergía es un 10% del uso total que hace el mundo del combustible.Mencionó a las papeleras y la pulpa como ejemplos interesantes de bioenergía presentes en todas las regiones.Sostuvo que “si hacemos una proyección con la FAO y, además tenemos en cuenta las políticas de bioenergía actuales en los países, observamos que el uso tradicional de la biomasa como el combustible y el carbón no van a aumentar en muchos países, mientras que en los países en desarrollo está al mismo nivel o en baja.En cambio, lo que sí existirá es un incremento en el uso moderno de la biomasa, como por ejemplo la producción de calor, de potencia. Además de esto, aparecen muchos intereses para desarrollar el biodiesel y los etanoles, en muchos países hay políticas y plantas para producir combustibles de segunda generación”.
Además agregó que ahora la bioenergía se volvió más competitiva porque es más barata que la energía solar y, eólica y también que la energía que proviene de la madera.Asimismo profundizó en su exposición sobre los bioproductos y los distintos tipos de biocombustibles, analizando su viabilidad económica. Entre los tipos de biocombustibles mencionó el licor negro para la fabricación del papel.Destacó el ejemplo de la India que informó alrededor de 200 usinas alimentadas con madera. Por último y con relación al impacto de los biocombustibles detalló los efectos de invernadero dentro del sistema de producción; el crecimiento y el procesamiento de los biocombustibles; el cambio del uso de la tierra; y los impactos sobre el agua, el suelo y la biodiversidad.Por su parte, Michael Jack, investigador y líder del equipo de trabajo en tecnología bajas en carbono de SCION, presentó un proyecto de trabajo realizado en Nueva Zelanda sobre “Bioenergía a gran escala a partir de bosques plantados” y al uso del suelo con implicancias económicas y ambientales.La exposición estuvo centrada en la bioenergía que utilizan los bosques para alimentarse y en este sentido explicó un estudio realizado en Nueva Zelanda que comprendió el análisis de las tierras; hipótesis de bioenergía y determinaciones sobre la productividad de la biomasa.
Este trabajo se realizó como parte de un gran estudio llamado “Opciones energéticas para Nueva Zelanda” y duró dos años y medio.Entre las implicancias de los distintos escenarios analizados en el estudio Jack mencionó las emisiones de gases de invernadero, la erosión, la biodiversidad y los impactos sobre el agua, entre otros. Sin embargo argumentó que “estos impactos son cambios secundarios en el uso de la tierra”.
Por último destacó los aspectos positivos que esta experiencia aporta a los países: 1) La plantación para la energía tienen un impacto significativo en los gases de efecto invernadero; 2) Si bien uno evita las preocupaciones ambientales de los otros biocombustibles como la deforestación, impactan también en la producción de los alimentos.3) Por cuestiones de biodiversidad, lo mejor es evitar regiones que nunca estuvieron cubiertas por bosques.4) Cambio en el uso de los suelos. El agricultor generalmente tiende a quedarse pegado al paradigma y no cambia a otro uso de la tierra.5) Aunque el biocombustible es más caro y es importado, ahora se observan ventajas macroeconómicas. Por último indicó que este estudio muestra que el nivel nacional del impacto en la bioenergética podría existir y que la información debe ayudar a la toma de decisiones
Mientras tanto, John Sanddler, Decano de la Facultad de Ciencias Forestales de la Universidad de British, Columbia (Canadá), disertó sobre la comercialización de la biomasa y el etanol.“La bioenergía puede ser buena o mala, pero es la mayor contribuyente, la única fuente energía y tiene un papel fundamental en nuestra economía mundial”. Subrayó la importancia de la producción de etanol y demostró la capacidad de Estados Unidos de producir maíz para reemplazar el 10% de estos combustibles utilizando maíz. “El año pasado cuando el precio del maíz subió Estados Unidos exportaba a niveles records de maíz”.Además precisó aspectos técnicos de la biomasa y el etanol. En cuanto a la tecnología expuso el ejemplo de la refinería del petróleo y dijo que Estado Unidos es uno de los países que más ha invertido en bioenergía. En este sentido, aseguró que la bioenergía representa una oportunidad potencial para el sector. El impacto social y ambiental de la producción de bioenergía
En primer lugar habló James Richardson, quien luego de repasar con estadísticas la creciente demanda de bioenergía producto, entre otras cuestiones, el crecimiento demográfico, dijo que la biomasa sólida primaria representa el 10 por ciento de la producción energética total mundial y que se calcula que más de 34 países en desarrollo obtienen su energía a partir del combustible de madera. “La gran pregunta es: ¿La producción de bioenergía es sostenible para el sector forestal? Para contestar esta pregunta hay que tener en cuenta aspectos económicos, sociales y ambientales”. A su vez, Richardson opinó que hay cuatro principios para que la obtención de combustible proveniente de la madera sea sustentable:
1) Leyes y marcos institucionales claros;
2) Respeto de los Derechos Humanos (en lo que respecta a las titularidades de las tierras, respeto a las comunidades originarias y las condiciones laborales, entre otras cuestiones;
3) Sustentabilidad económica;
4) Que se respeten la productividad y los valores ambientales. Según el especialista, una producción de combustible de madera que respete estos principios generales ayuda a conservar la biodiversidad. Por otro lado, Richardson también sostuvo que una de las barreras para la producción es falta información rigurosa y confiable. Mientras tanto, Why Kong Hoy presentó su trabajo “Balances de gases con efecto invernadero en sistemas de biomasa y bioenergía”, en el que informó que en el año 2006 se destinaron 3.100 millones de metros cúbicos para la tala de árboles. “La participación en el suministro de la energía primaria total es del 34 por ciento, lo cual no es mucho pero sí suficiente para tener un impacto en el cambio climático”, dijo. Además, agregó que “la biomasa es interesante como fuente de energía por sus características físicas: es muy húmeda, lo cual la hace fácil de utilizar”. Why Kong Hoi señaló que la biomasa para combustible es ventajosa porque es renovable, tiene baja emisión de carbón, bajo costo y su producción está bien distribuida. En cambio, las desventajas son que sus resultados energéticos son bajos y que es difícil de almacenar. Según el especialista, el desafío es cómo equilibrar beneficios ambientales con los aspectos financieros. “No hay una única manera de adaptación, ésta varía según las características de cada lugar, por eso, las características de los países deben ser tenidas en cuenta”, concluyó.
Por su parte, Derek Byerlee habló sobre “Bioenergía y acceso a la tierra” y comenzó enumerando los riesgos que acarrea la producción de biodiesel que se obtiene de aceites vegetales en torno a la posesión de la tierra. En este sentido, se preguntó de dónde se va a obtener la tierra para producirlos. “Los biocombustibles líquidos de primera generación requieren mucha tierra, lo cual es un problema porque ejerce mucha presión sobre numerosos habitantes”.Byerlee informó que en 2008 se utilizaron 36 millones de hectáreas para la producción de biocombustibles. A este ritmo de crecimiento, esa cifra ascenderá a 100 millones de hectáreas en 2030. El especialista también advirtió que este aumento de la cantidad de tierra utilizada para producir biocombustibles en vez de usarla para cultivar alimentos impactará seriamente en los precios de éstos últimos. Byerlee estimó que en EE.UU. y Europa alrededor de 2 por ciento de los bosques se perderán para producir biocombustibles y puso como ejemplo el cultivo de aceite de palma, utilizado para biodiesel, que se triplicó en los últimos 15 años, erosionando millones de hectáreas de bosques tropicales. Políticas y medidas bioenergéticas María Michela Morese, Secretaria de la Asociación Global de Bioenergía, de la FAO, explicó que la Asociación Global Internacional de Bioenergía se estableció en 2005 a pedido de los miembros del Grupo de los 8.
“Empezamos a trabajar en bioenergía en su totalidad: electricidad, calentamiento global, transporte. Hoy en día estamos trabajando en 3 áreas estratégicas: desarrollo sustentable; c
cambio climático; y seguridad de energía y alimentos”. La asociación establece vínculos entre sus miembros y hoy tiene 28 socios y más de 26 observadores. “En 2009 nos dieron un nuevo mandato: la sustentabilidad”. Morese aseguró que los objetivos de la Agencia son promover un diálogo internacional sobre bioenergía, facilitar cooperación internacional, apoyar políticas en torno a este tema, favorecer prácticas sustentables de bioenergía, reforzar el intercambio de información y facilitar la integración. “También trabajamos para concientizar a las sociedades. Cooperación tecnológica para la bioenergía sustentable. Estamos elaborando criterios de sustentabilidad de consenso para ser presentados en la próxima reunión del G8”, dijo. Por último, sostuvo que la Agencia se encuentra en etapa de desarrollo de los indicadores: ambiental, social, economía y seguridad de energía. Al mismo tiempo, se planteó una nueva área de trabajo para asegurar la cooperación en torno a las políticas que promuevan la bioenergía. El objetivo es determinar condiciones facilitadoras.
Malgorzata Buszko, Asesora de la Conferencia de Ministros sobre la Protección de los Bosques de Europa, analizó los criterios de sostenibilidad para la producción de bioenergía. “La directiva en materia de energía renovable exige 3 elementos:
1) reducir la emisión de gas con efecto invernadero;
2) los biolíquidos no pueden ser producidos en desmedro de alta biodiversidad;
3) los biocombustibles no pueden producirse a través de grandes emisiones de carbono”. Buszko consideró que estas 3 exigencias deberían aplicarse no sólo en Europa, sino en todo el mundo. Y abogó porque se modernicen las herramientas de control de régimen forestal sostenible. “Hay que tomar en cuenta que la producción de biomasa no está aislada de la cuestión forestal, por eso no deben utilizarse criterios distintos de sostenibilidad”, dijo y agregó que “la producción de alimentarios también tiene que asumir estos criterios”. Como conclusión, presentó un diagrama de flujos desarrollado por expertos para combatir el cambio climático.
Por su parte, Chirister Segersteen, presidente de la Confederación de Propietarios de Bosques Europeos, planteó el desarrollo de la bioenergía desde los establecimientos familiares y dijo que actualmente el 66% de los bosques europeos están en manos de familias. “Tenemos que administrar sustentablemente nuestros bosques. Soy muy optimista porque los combustibles fósiles son limitados y hace falta otra fuente de energía, que tiene que ser renovable”.
Respecto del calentamiento global, el empresario recordó que para 2020 la Unión Europea decidió que el 20 por ciento de la energía tiene que ser renovable. “Los bosques tienen que ser vistos como una fuente de energía. El 50% de la biomasa es energía. La tierra agrícola seguirá produciendo alimentos; hay que usar los bosques de mejor manera, de forma que sea sustentable”, aseguró. Por último, señaló que “como dueño de bosques, en el futuro tendré una tercera pierna para pararme: la bioenergía, que ganará en importancia, lo cual implica que tendré mejores recursos e ingresos. La perspectiva es positiva si uno administra el bosque de manera sustentable, si no, no. Tenemos un 60% de crecimiento anual. La biodiversidad como la producción deben ir de la mano”.
+ info> www.cfm2009.com
miércoles, 21 de octubre de 2009
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