martes, 6 de noviembre de 2007

Premio “Cámara Arbitral de la Bolsa de Cereales”

El mejoramiento de maíz tuvo su reconocimiento.

La Academia Nacional de Agronomía y Veterinaria y la Cámara Arbitral de la Bolsa de Cereales premiaron al Ing. Agr. Guillermo Eyhérabide (INTA) por su contribución al agro argentino a partir de su trayectoria profesional y sus trabajos de investigación en el mejoramiento de maíz. Para el especialista, manejo y genética llevan a una agricultura cada vez más ajustada a condiciones específicas de ambiente.

Guillermo Eyhérabide es actualmente Coordinador del Programa Cereales e investigador principal en mejoramiento genético de maíz en el INTA Pergamino y representa al organismo en la Comisión Directiva de la Asociación Maíz Argentino (MAIZAR). Sus principales líneas de investigación son la caracterización y desarrollo de patrones heteróticos, la introgresión de variedades locales en programas de mejoramiento y el desarrollo de materiales genéticos seleccionados por caracteres agronómicos y de calidad. Coordina y participa de varios proyectos de investigación y es creador de distintas líneas endocriadas, stocks genéticos y cultivares de maíz.
El tradicional premio, que cada dos años reconoce la trayectoria de los hombres y mujeres que contribuyen al crecimiento del sector agropecuario argentino, puso en esta oportunidad sus ojos en Eyhérabide, un hombre que a partir de su trabajo en el INTA (entre 1998 y 2001 fue Director de la Estación Experimental INTA Pergamino) ha participado en el desarrollo de 60 líneas y 30 stocks genéticos de maíz, producto de esfuerzos conjuntos con el sector privado y que hoy brindan sus frutos en los campos argentinos.
“El crecimiento que ha tenido el maíz en las últimas décadas se debe a varias causas, como el aporte de la siembra directa, el manejo, las estrategias para el control de malezas y plagas y los ajustes de fertilización, pero es importante destacar que el 50 % de la mejora se debe al aporte genético, a la incorporación de nuevos híbridos al stock maicero nacional”, sostuvo el investigador del INTA.

Tendencias
Para Eyhérabide, manejo y genética llevarán a una agricultura cada vez más ajustada a condiciones específicas de ambiente. “Vamos a una sintonía fina cada vez mayor en lo que hace a manejo, genética y mejoramiento por ambiente”, argumentó.
Actualmente, el investigador del INTA trabaja en varias líneas. Una de ellas tiene que ver con el mejoramiento de calidad (almidones modificados y mejores perfiles nutricionales del aceite de maíz) y la otra con ampliar la base genética del cultivo tratando de incorporar variabilidad.
“Los aumentos de rendimiento por causa genética necesitan una materia prima que es la variabilidad. Buscamos aportarla utilizando fuentes genéticas que no son las que habitualmente están disponibles en el mercado. Incorporamos materiales novedosos que puedan posibilitar incrementos de rendimientos y mejorar la estabilidad de la producción a partir de resistencias a nuevas enfermedades o adversidades del cultivo, además de prestar atención a desarrollos de maíces con características de calidad diferencial”, explicó el especialista.
En lo que hace a calidad, el desafío del mejoramiento de maíz es lograr que los materiales tengan mayor adecuación a lo que la industria necesita, de esta forma se reducen costos de producción e incluso se da lugar a innovaciones en la generación de productos.
Otra de las líneas de trabajo de Eyhérabide se vincula a la mejora en la eficiencia del uso de los nutrientes. “Tratamos de incorporar todas las herramientas tecnológicas que contribuyan a la competitividad del cultivo. Entre otros temas, y en un contexto donde el costo de la energía es cada vez más alto y los fertilizantes pesan cada vez más, con un grupo interdisciplinario de INTA y de la FAUBA investigamos sobre cuáles son los caracteres a los que los mejoradores deberán prestar atención a la hora de hacer más eficiente el uso del nitrógeno por parte del cultivo”, explicó el técnico.

El mejoramiento futuro
Al analizar qué va a pasar con el mejoramiento a futuro, Eyhérabide destacó que en lo que hace al escenario productivo se ve claramente una crisis energética que va a obligar a desarrollar materiales que tengan mayor eficiencia en el uso de nutrientes, materiales con diferentes calidades para tecnologías de alimentos o procesos industriales. “A futuro va a haber mayor dinamismo en el desarrollo de especialidades en el maíz”, dijo.
¿Cómo va a impactar el cambio climático? El escenario de alteraciones en los patrones de lluvias y temperaturas no sólo afecta la fisiología de la planta. También modifica la intervención de plagas y enfermedades. Incluso comienza a verse la aparición de enfermedades que no son las típicas en zonas templadas. Esta realidad obliga a apuntar al mejoramiento de los caracteres defensivos de las plantas.

El financiamiento de la investigación es otro de los puntos que preocupan al investigador. “Vemos que la brecha entre la inversión privada y la pública se va ampliando cada vez más. Esto lleva a una privatización del conocimiento, especialmente en lo que tiene que ver con la biotecnología y la transformación genética. En este escenario, una estrategia para que los programas públicos de mejoramiento mantengan su competitividad puede consistir en una más afianzada integración con el sector privado, que les permita acceder a desarrollos biotecnológicos de avanzada, y potenciar más la articulación público-privada para encarar trabajos más ambiciosos”, detalló Eyhérabide. “Los programas públicos de mejoramiento, en el nuestro y en otros países, han sido y deberían seguir siendo un ámbito especial para la formación de recursos humanos en esta disciplina”, agregó.

Info: www.maizar.org.ar

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