viernes, 30 de marzo de 2007

Por una provincia que luche por su dignidad

*Por Miguel Saredi Para LA NACION

Los problemas de la realidad productiva de la provincia de Buenos Aires, por su importancia en la ganadería y la agricultura, deberían ser debatidos con mayor profundidad.
Un aporte en ese sentido fue el que el grupo Pampa Sur hizo en Expoagro, en un panel en el que participaron Francisco de Narváez, Jorge Macri, Carlos Raimundi, Margarita Stolbizer y Juan Carlos Blumberg. En ese encuentro, se detallaron las realidades, cifras y proyecciones de la Provincia de Buenos Aires en materia ganadera, láctea, agrícola y en especial las posibilidades de crecimiento en caso de que cada una de las fuerzas accediera al poder en diciembre próximo.
Macri (CPC) y Narváez (PJ) explicaron cómo la provincia de Buenos Aires completa casi el 50% de la producción total del país, superando en algunas producciones este registro. Stolbizer (UCR), por su parte, destacó la necesidad de reforzar la autonomía de los municipios y la urgencia por luchar por una coparticipación distinta de ingresos. Raimundi (ARI) consideró imperioso apuntar a la construcción política para lograr una república diferente. Blumberg, que se ha constituido en un referente social en temas de seguridad, expresó claramente su apoyo a la cadena agroindustrial.
Un punto crítico de la actual realidad productiva es que las cuentas fiscales en la provincia de Buenos aires no cierran de ninguna manera.
Al increíble aumento del 200% en el gasto público en apenas 5 años (2002-2007), hay que agregarle la reaparición del temido rojo fiscal, que muestra un déficit de nada menos que $1600 millones para el corriente año.
En 2001, en nombre de la emergencia económica se restableció el impuesto a los Ingresos Brutos para el sector, y en 2003 y 2006 se le aumentó sustancialmente el impuesto inmobiliario.
Podría decirse casi sin duda que van por más. La propuesta de cambiar la metodología de cobro del impuesto inmobiliario rural de la valuación fiscal del inmueble por la aplicación de un índice de productividad para ese inmueble, nada bueno augura para los productores agropecuarios bonaerenses.
Ninguna autoridad ha explicado hasta ahora cómo es posible convertir un número -eso es el índice- por ejemplo IP=60 para un campo ubicado en el oeste de la provincia, en una referencia para cobrar un impuesto que en realidad no se sabe si seguirá siendo el impuesto inmobiliario, u otro impuesto que se superponga con el impuesto a los ingresos brutos.
A ninguna autoridad ejecutiva o del oficialismo legislativo se le ha ocurrido ni se le ocurre pelear por los fondos coparticipables que le corresponden a la provincia y que el gobierno nacional retacea.
Por ello, para nosotros, la idea central del compromiso de distintos dirigentes políticos de la provincia de Buenos Aires debe girar en torno a la enorme transferencia de recursos de nuestra producción y de los productores bonaerenses, que en concepto especialmente de retenciones o derechos de exportación, junto a otros tributos nacionales como el impuesto al cheque, son transferidos al Estado nacional, y han originado un serio quebranto de las finanzas provinciales, y una antirrepublicana sujeción por parte de nuestros gobernadores al poder central, más una dependencia notoria de nuestros Intendentes a las obras y recursos que llegan de la misma presidencia de la Nación.
Desigualdad
Lo increíble de la situación es, que detrás de la injusticia en la distribución de los fondos públicos, se encuentra la aceptación expresa de la desigualdad ante la ley, que todos parecen consentir sin ningún atisbo de duda o de debate: representantes, dirigentes, empresariado, gremialismo, fuerzas vivas o cuerpos intermedios parecen callar ante la iniquidad a que es sometida la provincia de Buenos Aires.
Corramos el velo y hagamos que cada uno se ponga el término o sayo que considere más oportuno: se es cómplice, socio, pusilánime o cobarde, pero los bonaerenses definitivamente deben transparentar la infamia, y constituir un frente por la dignidad de la provincia y de los habitantes, o seguir siendo una provincia que termina siendo la villa miseria de la Argentina, albergando las vergüenzas, flagelos y desechos de la Nación.

*El autor es presidente del grupo Pampa Sur.

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